Hoy es 19 de abril de 2017. Son las 12:39 pm y todavía estoy que no me lo creo. O.o
De seguro si llegaste hasta aquí, es porque tenés un serio problema con no saber cómo hacer para viajar sin morir de indigencia en el intento. Pues bien, vamos por partes. Trabajé durante la temporada de verano en un bello complejo en Mar de Ajó, lo cuál me hizo factible el poder ahorrar unos pesitos, sin embargo, no lo suficiente para darme el lujo de ir a la Quiaca ida y vuelta, pero al menos si para movilizarme. En fin, el 31 de marzo fue mi último día de trabajo, y la verdad es que a los dos días estaba caminando por las paredes de no hacer nada. Curriculums aquí, allá, y la incertidumbre era cada vez mayor y con ello, las ansias cada vez más grandes por viajar. Como muchos de ustedes sabrán, el tiempo mejor aprovechado es aquel en el que se está en contínuo movimiento.
Me leí cuanto blog de viajes encontré. En todos ellos, el Volunteering era palabra santa. Comencé así pues, mi búsqueda en portales asociados a voluntariados y ¡Ta - chan!, llegué hasta WorkAway, sin embargo, mi ilusión se fue tan pronto me pedía registrar el código de mi inexistente tarjeta de crédito. Si, si, ya sé ¿pero porque tengo que pagar por trabajar gratis? Es una cuestión de sentido común, ellos hacen de intermediarios, y cada uno tiene que sacar su ventaja al respecto. ¿Cómo concluyó mi brevr amorio con WorkAway? Simple, no tarjeta, no otros medios de pago, chau voluntariado.
Ahora bien, se preguntaran, ¿y ésta historia, cómo continúa? Muy simple, no me rendí. Allá, a lo lejos, en un blog que ya ni recuerdo, apareció Lluqui, y se hizo la luz. Lluqui es básicamente una plataforma parecida a la ya mencionada, pero sin tantas vueltas. Simplemente en una única página principal te ofrece los destinos en los que opera (Argentina, Chile, Bolivia, Perú, Colombia y Ecuador), luego te da la opción de postular y rellenar un formulario con datos básicos. Lo negativo de esto último, es que cada vez que postules vas a tener que completar tus datos. Lo siguiente es revisar tu email cada tanto, para ver si recibiste noticias de los anfitriones interesados. Ahora bien, en caso de confirmación, Lluqui pide un pago de U$D 20. ¿Y qué pasó con que tenías tarjeta de crédito? ¡Sigo sin tenerla! Lo bueno de Lluqui, es que te permite abonar mediante cualquier medio de pago.
Ahora bien, dicho todo esto, ayer me contacté con mi anfitriona en Mendoza Capital, hoy me confirmó que ya puedo comenzar, y en cuatro días nada más, estaré en viaje hacia una ciudad en la que jamás había estado. Así que, básicamente, no malgasten sus ahorros, porque nunca saben cuando las puertas se abrirán hacia alguna oportunidad. Y cómo suelo decir "Las oportunidades son de quienes las toman, y no de quienes las dejan pasar" ¿Y ustedes? ¿Qué están esperando para ir en búsqueda de su gran oportunidad?
De seguro si llegaste hasta aquí, es porque tenés un serio problema con no saber cómo hacer para viajar sin morir de indigencia en el intento. Pues bien, vamos por partes. Trabajé durante la temporada de verano en un bello complejo en Mar de Ajó, lo cuál me hizo factible el poder ahorrar unos pesitos, sin embargo, no lo suficiente para darme el lujo de ir a la Quiaca ida y vuelta, pero al menos si para movilizarme. En fin, el 31 de marzo fue mi último día de trabajo, y la verdad es que a los dos días estaba caminando por las paredes de no hacer nada. Curriculums aquí, allá, y la incertidumbre era cada vez mayor y con ello, las ansias cada vez más grandes por viajar. Como muchos de ustedes sabrán, el tiempo mejor aprovechado es aquel en el que se está en contínuo movimiento.
Me leí cuanto blog de viajes encontré. En todos ellos, el Volunteering era palabra santa. Comencé así pues, mi búsqueda en portales asociados a voluntariados y ¡Ta - chan!, llegué hasta WorkAway, sin embargo, mi ilusión se fue tan pronto me pedía registrar el código de mi inexistente tarjeta de crédito. Si, si, ya sé ¿pero porque tengo que pagar por trabajar gratis? Es una cuestión de sentido común, ellos hacen de intermediarios, y cada uno tiene que sacar su ventaja al respecto. ¿Cómo concluyó mi brevr amorio con WorkAway? Simple, no tarjeta, no otros medios de pago, chau voluntariado.
Ahora bien, se preguntaran, ¿y ésta historia, cómo continúa? Muy simple, no me rendí. Allá, a lo lejos, en un blog que ya ni recuerdo, apareció Lluqui, y se hizo la luz. Lluqui es básicamente una plataforma parecida a la ya mencionada, pero sin tantas vueltas. Simplemente en una única página principal te ofrece los destinos en los que opera (Argentina, Chile, Bolivia, Perú, Colombia y Ecuador), luego te da la opción de postular y rellenar un formulario con datos básicos. Lo negativo de esto último, es que cada vez que postules vas a tener que completar tus datos. Lo siguiente es revisar tu email cada tanto, para ver si recibiste noticias de los anfitriones interesados. Ahora bien, en caso de confirmación, Lluqui pide un pago de U$D 20. ¿Y qué pasó con que tenías tarjeta de crédito? ¡Sigo sin tenerla! Lo bueno de Lluqui, es que te permite abonar mediante cualquier medio de pago.
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